
Ser un tronco para el baile no implica detestar el danzar, por el contrario gozo mirando a los que si saben [a ellas especialmente], personas que de una manera para nada estricta desarrollaron habilidades en una actividad socialmente relevante en nuestra muy folclorista cultura, claro que también hay otros que por increíble que suene nacieron con eso, bailan como trompos, y traducen la música al bello lenguaje corporal sin jamas haber recibido una sola lección.